Home »
» Diálogos orteguianos-saldañianos sobre La rebelión de las masas
Diálogos orteguianos-saldañianos sobre La rebelión de las masas
Posted by TERCER SISTEMA
Posted on 14:52
*Su hablar es libertario, no sufra por desconocerme, soy su aprendiz que busca la verdad entre sus líneas, entre su filosofía y convicciones morales.
*No encuentro pesar ni diferencia sin el pasado, usted habla con un pasado más reciente, o lo más reciente se dirige con respeto a un pasado.
*Es una enfermedad que padecen algunos cuando escriben y luego se van como semilla a la tierra, luego nacen otros como frutos y leen. Es la humanidad.
30 de Septiembre de 2012.
Bernardo Saldaña Téllez (BST): Maestro José Ortega y Gasset, quiero adentrarme en su pensamiento, en la visión que ha tenido acerca de las masas. Busco respuesta a algunas dudas que tengo, considere a su libro como una tea que me ilumina, es instrumento filosófico. Me refiero a La Rebelión de las masas.
José Ortega y Gasset (JOG): Me importa, sin embargo, que no entre en su lectura con ilusiones injustificadas.
BST: Únicamente pretendo entender a la humanidad de mi tiempo, a través de su filosofía de profeta, de poeta, de sacerdote y portador del saber.
JOG: Se trata simplemente de una serie de artículos publicados en un diario madrileño de gran circulación.
BST: Parte de las masas de este siglo, es que aquello, antes destinado a un pueblo, lo de ayer, hoy es de todos en cualquier lugar del mundo, siempre y cuando tengamos la clave para entender sus secretos, me refiero al lenguaje, a la palabra, al verbo, a la luz.
JOG: ¡No es sobremanera improbable que mis palabras, cambiando ahora de destinatario, logren decir a los franceses lo que ellas pretenden enunciar... por supuesto, como casi todo lo que el hombre hace. Definimos el lenguaje como el medio que nos sirve para manifestar nuestros pensamientos.
BST: Entiendo los lazos de unión que tiene con Jorge Luis Borges y su patria; entiendo que no sólo son literarios ni afectivos. Llevan más, es la razón, la duda me ha motivado a buscarlo en sus palabras. En sus cartas publicadas, han sido como enviadas en botella de vidrio al mar de los tiempos y que así llegaron a la Argentina, me refiero a las Aguas Australes sobre las que ha navegado su razón, y ha fecundado. Digo, definiendo conceptos.
JOG: Pero una definición, si es verídica, es irónica, implica tácitas reservas, y cuando no se la interpreta así, produce funestos resultados.
BST: Por ello mi interés por entender su concepto de masa. Fuerza multiplicadora para decir masas. Tal pareciera que actualmente hay una transfiguración en los significados.
JOG: Lo de menos es que el lenguaje sirva también para ocultar nuestros pensamientos, para mentir.
BST: No hay mentiras cuando hay definición de conceptos. No decir verdades no significa mentir, mentir es mentira, los pensamientos si los podemos velar, y al paso de los años, pueden ser develados, pero nunca revelados, aunque tal vez interpretados.
JOG: No se comprende a tanto, pero tampoco nos hace ver francamente la verdad estricta.
BST: Percibo en la metáfora literaria de Borges una escuela distinta, es un verbo distinto, como el Génesis de un libro de los libros que retorna a sus orígenes, que sutilmente corrige a San Jerónimo. Lo mismo percibo en lo que Usted ha dicho y nos ha legado.
JOG: Al contrario, cuando el hombre se pone a hablar, lo hace porque cree que va a poder decir cuanto piensa. Pues bien: esto es lo ilusorio. El lenguaje no da para tanto. Dice, poco más o menos, una parte de lo que pensamos, y pone una valla infranqueable a la transfusión del resto.
BST: Dígame si es correcto asumir que es cuando se escribe, se piensa y se habla. De todo cuanto tiene el universo y de sus leyes universales.
JOG: Pero conforme la conversación se ocupa de temas más importantes que ésos, más humanos, más «reales», va aumentando su imprecisión, su torpeza y confusionismo.
BST: Maestro: ¿No seremos los lectores quienes nos confundimos o quienes mal interpretamos?
JOG: Se olvida demasiado que todo auténtico decir no sólo dice algo, sino que lo dice alguien a alguien. En todo decir hay un emisor y un receptor, los cuales no son indiferentes al significado de las palabras.
BST: Es algo más profundo que de Verbo at verbum, implica la voluntad humana. Pero también entiendo que es diálogo entre el verbo y el ser, entre el ser y el ser, y el verbo con el verbo mismo.
JOG: Éste varía cuando aquéllas varían. Duo si idem dicunt, non est idem. Todo vocablo es ocasional.
BST: En el consumismo de masas que se crea para la ocasión. No así el diálogo entre el emisor y receptor a que se ha referido.
JOG: Por eso yo creo que un libro sólo es bueno en la medida en que nos trae un diálogo latente, en que sentimos que el autor sabe imaginar concretamente a su lector y éste percibe como si de entre las líneas saliese una mano ectoplásmica que palpa su persona, que quiere acariciarla -o bien, muy cortésmente, darle un puñetazo.
BST: Maestro José Ortega y Gasset, el libro nos permite el diálogo a través de los tiempos, de la vida y de la muerte, entre lo mortal porque es mortal y lo inmortal no por ser dios, sino por ya se es inmortal.
JOG: Se ha abusado de la palabra.
BST: ¿De la palabra que es verbo, de la palabra escrita, o de la retórica? Más se ha abusado de la ignorancia de las masas a través de la historia, de la misma humanidad.
JOG: Desde hace casi dos siglos se ha creído que hablar era hablar urbi et orbi, es decir, a todo el mundo y a nadie.
BST: Los tiempos son los mismos y las personas también, pero las creencias otras.
JOG: Yo detesto esta manera de hablar y sufro cuando no sé muy concretamente a quién hablo.
BST: Su hablar es libertario, no sufra por desconocerme, soy su aprendiz que busca la verdad entre sus líneas, entre su filosofía y convicciones morales. No encuentro pesar ni diferencia sin el pasado, usted habla con un pasado más reciente, o lo más reciente se dirige con respeto a un pasado. Es una enfermedad que padecen algunos cuando escriben y luego se van como semilla a la tierra, luego nacen otros como frutos y leen. Es la humanidad.
JOG: He referido esto a fin de declarar, no sin la solemnidad de Víctor Hugo, que yo no he escrito ni hablado nunca para la Mesopotamia, y que no me he dirigido jamás a la humanidad.
BST: ¡Maestro! El grado excelso de soberbia es la humildad.
JOG: Esta costumbre de hablar a la humanidad, que es la forma más sublime y, por lo tanto, más despreciable de la democracia, fue adoptada hacia 1750 por intelectuales descarriados, ignorantes de sus propios límites, y que siendo, por su oficio, los hombres del decir, del logos, han usado de él sin respeto ni precauciones, sin darse cuenta de que la palabra es un sacramento de muy delicada administración.
BST: La lengua de un pueblo, por sí misma es sacramental, ahí reside la vida y la muerte de toda una sociedad histórica.
JOG: Esta tesis que sustenta la exigüidad del radio de acción eficazmente concedido a la palabra, podía parecer invalidada por el hecho mismo de que este volumen haya encontrado lectores en casi todas las lenguas de Europa. Yo creo, sin embargo, que este hecho es más bien síntoma de otra cosa, de otra grave cosa: de la pavorosa homogeneidad de situaciones en que va cayendo todo el Occidente.
BST: En el mundo, en la realidad que me ha tocado vivir, se dirimen las fronteras, todas las fronteras. Desaparece la noción de malo y bueno hasta llegar a una ética gris que no es pura ni recriminable, lo blanco y negro se conjugan con destreza; se pierde la identidad propia y la ajena; incluso se dirimen las diferencias sexuales y se mezclan las luces con la noche. Es lo que describe Jean Baudrillard en la transparencia del mal
JOG: Por ahora no sirve de nada este expediente, porque en el otro país es la atmósfera tan irrespirable como en el propio. De aquí la sensación opresora de asfixia. Job, que era un terrible prince-sans-rire, pregunta a sus amigos, los viajeros y mercaderes que han andado por el mundo: Unde sapientia venit et quis locus intelligentiae? «¿Sabéis de algún lugar del mundo donde la inteligencia exista?»
BST: La identidad que es tuya por sello distintivo y mío por las mismas causas de cultura o de nación, se van traslapando peligrosamente, con riesgos más peligrosos que el fanatismo nacionalista; salvajismo e inteligencia se confunden, se entretejen.
JOG: Este enjambre de pueblos occidentales que partió a volar sobre la historia desde las ruinas del mundo antiguo, se ha caracterizado siempre por una forma dual de vida. Pues ha acontecido que conforme cada uno iba formando su genio peculiar, entre ellos o sobre ellos, se iba creando un repertorio común de ideas, maneras y entusiasmos.
BST: Las antiguas naciones de Grecia, Egipto, India, China, Babilonia, y otras, tuvieron diferencias culturales pero también un rasgo distintivo que se percibe en todas, como una especie de educación en su orden sacerdotal, de ciencia y de gobierno.
JOG: Más aún. Este destino que les hacía, a la par, progresivamente homogéneos y progresivamente dispersos, ha de entenderse con cierto superlativo de paradoja. Porque en ellos la homogeneidad no fue ajena a la diversidad. Al contrario: cada nuevo principio uniforme fertilizaba la diversificación. La idea cristiana engendra las Iglesias nacionales: el recuerdo del Imperium romano inspira las diversas formas del Estado; la «restauración de las letras» en el siglo XV dispara las literaturas divergentes; la ciencia y el principio unitario del hombre como «razón pura» crea los distintos estilos intelectuales que modelan diferencialmente hasta las extremas abstracciones de la obra matemática...