Quién lo diría. En un abrir y cerrar de ojos estaremos despidiendo
(ojalá pudiéramos hacer eso en el sentido laboral) a la LXII Legislatura
y en menos de un mes estrenaremos a los flamantes nuevos huéspedes de
San Lázaro, que como un adolescente, ven con ilusión los próximos tres
años en los que su futuro podría tomar un rumbo que los haga pasar a la
Historia o dejarlos en el olvido como a cientos y cientos que en esas
curules se han sentado.
Si sucede lo primero, entonces habrán
pasado a las grandes ligas de los becarios eternos saltando de un lado a
otro entre cargos públicos, de la Cámara baja al Senado, quizás alguna
secretaría, una dependencia gubernamental, o ya si son del cuerpo de
elegidos por la divinidad de la burocracia, llegar a una gubernatura o
hasta la Presidencia de la República. Es un camino largo, pero siempre
hay quien puede acortarlo.
Sin embargo, los del segundo grupo,
esos que tal vez no volvamos a ver jamás, tampoco pueden decir que su
paso por el Palacio Legislativo haya sido un fracaso. Oh, no, ahí es
cuando uno sabe que lo que valió la pena fue el trayecto a Ítaca más que
el propio destino, luego de tres años viviendo como reyes, con
automóviles, teléfonos celulares, iPads, partidas especiales para
galletas, café y gansitos más la posibilidad de poder autodesignarse un
bono por horas extra, por el Thanksgiving, aunque sea una fiesta gringa, o porque salió la Luna azul. Eso sin olvidar el tan codiciado fuero
De
los 500 diputados que por tres años estuvieron cobrando del erario, ¿de
cuántos se acuerda usted? ¿cuáles fueron los que en verdad hicieron
algo relevante, algo que digamos cambió el país, aunque fuera para bien?
¿cuántos de esos 500 presentaron una iniciativa que en verdad valiera
la pena y no por llenar el currículum vitae con líneas que recen algo
como: ‘presentó la propuesta de ley para que evitar los memes en las
redes’ o ‘impulsó el derecho de los jóvenes a trabajar’, aunque eso no
dependa de tener o no un derecho, sino de las situación del país entero y
a veces hasta de las ganas de uno mismo.
Pensándolo bien, son
justamente ese grupo de diputados inadvertidos los que se sacan la
lotería porque hayan hecho lo que hayan hecho, nunca parten con las
manos vacías. Tan solo poro terminar la relación laboral con ellos la
Cámara desembolsará más de 577 millones de pesos, pues a manera de
finiquito, sin importar la bancada a la que pertenecieron (o si nunca se
pararon siquiera en la tribuna), le tocará, a cada uno, más de un
millón 155 mil pesos por sus tres años de 'labor'.
Así,
por Fondo de Ahorro equivalente a tres años se les dará 910 mil pesos
(eso es ahorrar y no payasadas), más los intereses generados - y por
supuesto, sin contar lo que hayan juntado por su cuenta- ; también se
les dará como 93 mil pesos por su parte proporcional de aguinaldo y casi
150 mil como pago del último mes. Agréguele casi 74 mil pesos por su
dieta de agosto y 45 mil por ‘Asistencia Legislativa’ más 28 mil pesos
por Atención Ciudadana. Es decir, un último cañonazo por ir y por ver si
alguna vez se dignaron a atenderle.
Por supuesto, sus vales de
despensa con un valor de 2,780 pesos van dentro del paquete, para que no
extrañen esas comilonas dentro del restaurante de san Lázaro. Pero aún
no acaba (le digo que esto es como sacarse el premio gordo), pues
también se les incluye entre 10 y 50 mil pesos por Apoyo de Transporte,
donde los legisladores del DF reciben la cantidad menor para comprar
gasolina mientras los que vienen de más lejos pueden devengar ese gasto
en boletos de avión sin necesidad de comprobantes.
¿Se acuerda
usted por quien votó para la siguiente legislatura? Si no es así, vaya y
recorra las calles y quizás aún encuentre algún colguije con su rostro,
porque créame, la experiencia dicta que a la mayoría de ellos no los
volverá a ver.
Uno se sigue preguntando para qué demonios sirve
tener tantos diputados si son siempre los mismos 20, 30 a lo mucho, los
que toman decisiones y mueven el entramado de lo que sucederá. Los
mismos que llevan años recibiendo una curul sin siquiera haber hecho el
esfuerzo por ganar el voto del electorado y que van y vienen si su
partido así se los reclama, como Gustavo Madero del PAN o Manlio Fabio
Beltrones, que como premio a su intervención para la aprobación de las
reformas ahora va directo a la presidencia del PRI y quizás de ahí a Los
Pinos.
De los demás, del 90% (y a lo mejor estamos minimizando y
son más) solo queda el registro en papel y las contadas ocasiones en
que dieron de qué hablar por situaciones que ni en la memoria perduran y
si lo hacen, no es para enorgullecerse.
Ahí tenemos el caso de la diputada Crystal Tovar Aragón, quien luego del affaire
por su minifalda (que no hubiera existido de no ser por esta columna)
uno habría pensado que aprovecharía esos 15 minutos de fama para
posicionarse como una de las legisladoras que movieran a México o al
menos al PRD; y si embargo, pasó todo lo contrario, pues ni destacó en
los años siguientes y se fue perdiendo con la misma fuerza que su
partido se fue resquebrajando, a tal grado de que si ella fuera opción
plurinominal para la siguiente legislatura (como lo fue en esta) quizás
no habría alcanzado beca, por los bajos números que obtuvo el Sol Azteca
en las elecciones. Es decir, fuera de la minifalda, ya no hubo más que
decir.
¿O usted recuerda a la diputada Ana Lilia Garza Cadena,
del Partido Verde? De nos ser por los fotógrafos de Cuartoscuro
captándola haciendo ademanes sobre fajos de billetes ni su cara
conoceríamos.
Ya ni hablar de los diputados de Nueva Alianza,
René Fujiwara Montelongo y Fernando Bribiesca, claros ejemplos de que el
nepotismo sí paga (y nosotros también), quienes sin pena ni gloria iban
a tomar café al salón de sesiones.
Habría que preguntar si el
diputado Víctor Manuel Bautista López, del PRD ya despertó de su eterno
sueño. Aunque después de saber cómo van a salir de llenas sus bolsas,
nadie podría culparlo de no desear abrir esos ojos. El sueño término
para unos y empieza para otros, mientras nosotros, seguimos viviendo en
la misma pesadilla de mantenerlos a todos.
A la prima... se le da una secretaría
Ya
decía uno que el presidente Enrique Peña Nieto se estaba pasando de
demócrata con eso de que le está dejando el camino libre a Manlio Fabio
Beltrones para llegar a la dirigencia del PRI , dándole un poder que
podría llevarlo a la candidatura presidencial sin ser parte, ya no
digamos de su círculo cercano, sino de la gente que le echa la mano. En
esas estábamos cuando salió el peine, pues como compañera de fórmula de Don Beltrone
se acaba de apuntar Carolina Monroy del Mazo, diputada federal electa
(oootra que cobrará mientras trabaja en el PRI también), expresidenta
municipal de Metepec, oriunda de Atlacomulco y… prima de Peña Nieto. No
vaya usted a creer que está ahí por el parentesco, porque esas cosas
pasaran en Suecia, Dinamarca o los Países Bajos, pero no aquí. Ni
tampoco que está para ponerle un estate quieto a Manlio Fabio. Está ahí
para el progreso del PRI, del país y nada más. Todo lo demás, es cosa de
la casualidad.
La advertencia de Javier Duarte
El
gobernador de Veracruz sabía y sabe que cada que a algún periodista le
pase algo, lo van a crucificar. Por eso hace tiempo , en una reunión
con medio (con sus medios) pidió a la prensa que se cuidara porque
venían tiempos difíciles luego de que movieran el árbol y cayeran las
“manzanas podridas”. Lo que hizo sin duda fue curarse en salud,
advirtiendo con su discurso que si algo le pasaba a algún periodista de
su entidad (dónde más de una docena ha muerto) es porque andaba en malos
pasos. Es decir, que si un reportero acababa muerto es porque un grupo
del crimen organizado se la cobró por pertenecer a otro grupo rival.
Que
haya dicho eso Duarte ya no extrañó a nadie, pues para él, los únicos
crímenes de importancia en su entidad son los robos de Pingüinos y
Frutsis. Pero lo que llevó al colmo las cosas fue que la primera
declaración de las autoridades del DF tras el asesinato del
fotoperiodista Rubén Espinosa fuera que todo se trataba de la
delincuencia común (dándose un tiro en el pie por asegurar que en el DF
el crimen no actúa) o de algún robo, un ajuste de cuentas, todo menos
algo relacionado con la persecución y amenazas que había recibido el
fotógrafo desde hace tiempo y que lo hizo huir de Veracruz a la capital
mexicana.
Que
en ese mismo lugar y a la misma hora hayan asesinado a una activista
social es, para ellos obras de la casualidad, porque todo indica que
iban por la mujer colombiana que ahí vivía y que no hace más que
estigmatizar de forma chauvinista el origen de los habitantes del DF
como si el narcotráfico fuera marca registrada de Colombia sin tomar en
cuenta que México ha patentado al cártel de drogas más grande del mundo a
cuyo líder no pudo siquiera mantener tras las rejas.
Lo más
seguro es que nada podrá vincular a Javier Duarte con este crimen y
menos si la procuraduría capitalina lo exime y no se atreve siquiera a
preguntarle algo. Porque lo que hemos visto con el jefe de Gobierno del
DF, Miguel Ángel Mancera, es que lo suyo, lo suyo, es no hacer olas en
pos de no arruinar su dizque ‘brillante carrera presidencial’. Pero esta
es su prueba de fuego. Y si lo vemos bien, la de todos. Porque cuando
se mata con total impunidad a alguien que tiene el acceso a la difusión
quiere decir que alguien ha sometido el último dique para tener un poder
absolutista. Si alguien mata a un periodista y no pasa nada, entonces
nada bueno puede esperar el común de la gente y habremos regresado a
épocas que ya creíamos superadas donde lo que dominaba era el terror y
el miedo a decir las cosas.
Podremos no estar de acuerdo entre
nosotros. Pero mientras podamos expresarlo aún podemos llamarnos
‘civilizados’. Cuando ya no podamos hacerlo, seremos seres arcaicos con
iPhones en la mano y eso en lo que nos convertirá es un chiste, en
humanos que se creen modernos. Y no son.
Diputados federales se van felices con u nmillòn de pesos c/u por"indemnizaciòn"
Posted by TERCER SISTEMA
Posted on 10:48
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Politica