Guerra sucia
Pedro Martínez Serrano
El panismo en Baja California, enfrenta hoy uno de sus peores momentos, consecuencia de muchos, muchísimos errores, agravios y desvíos millonarios de recursos, en contra de quienes, el 7 de julio próximo, estarán en condición de pasar la factura y, con su voto, decidir si desean mantenerse secuestrados por la inseguridad, el desempleo y la corrupción, que personifica el Partido Acción Nacional o votar por una opción diferente.
La desesperación y preocupación del panismo de cúpula, lo acredita la rabiosa, tanto como ferozguerra sucia, orquestada desde los escritorios del corrupto y torpe gobernador, José Guadalupe Osuna Millán, los ex alcaldes Jesús González Reyes y Jorge Ramos Hernández y, obvio,Oscar Vega Marín quien, en la forma, es el coordinador general de campaña, aunque en el fondo, su aportación al proyecto que encabeza Francisco Vega de Lamadrid, no es más que rellenar los pestilentes estercoleros con los que los panistas y sus estrategas electorales, abanderados por el español Antonio Solá, embarran, ensucian y desprestigian a sus adversarios.
Oscar Vega, ex Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, aprovecha su paso por aquel organismo, me dicen, para ocupar los sistemas oficiales de espionaje y, a través de la infiltración telefónica y digital, como los correos electrónicos, levantar información en contra de sus adversarios, Fernando Castro Trenti y Jorge Astiazarán Orci, candidato a gobernador, por la alianza Compromiso por Baja California y, a presidente municipal de Tijuana, por el mismo bloque partidista.
Los cuartos de guerra del bloque panista, patrocinados con recursos del gobierno del Estado, disponen de todo, absolutamente de todo, por ejemplo, de los resultados, que se traducen en oro molido, de las encuestas para la detección e intención del voto, aplicadas a 110 mil electores, de quienes se levantó información detallada. El costo de ese trabajo, fue de 13 millones de pesos y se ejecutó durante siete meses.
Desde la secretaría de Gobierno de Guadalupe Osuna, al mando de Francisco García Burgos,se opera el Sistema Sismo (sistema de movilización), cuyo software fue desarrollado para la detección, promoción de acciones de gobierno, intención del voto y formación y control de la estructura electoral de funcionarios de gobierno. Todos los mandos gubernamentales están volcados en la actividad electoral.
Precisamente desde el gobierno estatal de aplica el Programa Unidos por Baja California,constituido por más de 2 mil burócratas, dedicados de tiempo completo a la movilización-promoción electoral. Desde la Secretaría de Gobierno de opera aquel programa, en el que ayudan por funcionarios, familiares y simpatizantes del PAN, todos ellos dedicados a operar a favor de los candidatos, obvio, con recursos oficiales y movilización en todos los municipios.
Y, lógico, el bloque panista dispone de un call center para la operación telefónica, mismo que fue instalado desde la precampaña y, desde entonces, se ha dedicado a la difamación de los adversarios. El contacto para la contratación de ese call center panista, fue el hijo del dueño deEl Maxicano, el priísta Eligio Valencia Roque, es decir, el junior, Eligio Valencia Alonso, por medio del ex delegado del Instituto Nacional de Migración (INM), el roba terrenos, desprestigiado panista y cómplice del gobernador Osuna, Antonio Valladolid.
De acuerdo a fuentes internas de los equipos de campaña panista, a fines de la presente semana arranca una rabiosa contracampaña, enfocada al desprestigio y golpeteo en contra de los candidatos priístas, que abanderan Fernando Castro Trenti y Jorge Astiazarán Orci.
Los panistas vienen con todo y contra todos. Su estratega estelar, el español nacionalizado mexicano, Antonio Solá prepara los misiles.
El 7 de febrero del año anterior, el analista de la revista Proceso, Jenaro Villamil (http://www.proceso.com.mx/?p=297676) escribió sobre el tortuoso, perverso y profesional del desprestigio, el publicista Solá, lo siguiente:
Antonio Solá, originario de Terrassa, Barcelona, donde nació en 1972 y nacionalizado mexicano a principios de 2009, para actuar libremente en varias contiendas mexicanas y trasnacionales.
Antonio Solá es el prototipo de los nuevos mercenarios de las campañas políticas. Es hábil, inteligente, tiene un buen bagaje técnico para lograr efectos deseados como el rumor, la contracampaña, la inducción del miedo, la provocación que convierte al adversario en un enemigo irreconciliable y en una amenaza.
Son los principios que se profesan en las campañas electorales desde la derecha. Explotar la sensación de inseguridad, miedo y odios sociales en el electorado para optar por una mano firme y eficaz...
Solá también fue asesor de Germán Martínez, exdirigente nacional del PAN, cuando fue necesario confrontar al PRI durante los comicios federales de 2009. Aspiró a ser el imagólogo deJavier Lozano, el gallo azul que se bajó tempranamente de la contienda interna panista y se dio a conocer precisamente por su mano dura contra los sindicatos non gratos del calderonismo, como los electricistas, pilotos y mineros, pero apapachó cuantas veces pudo a la rancia gerontocracia cetemista.
