Gerardo Díaz Valles
Rosarito se está convirtiendo en la ciudad de los robos, penosa y peligrosamente, nos lo confirman a diario los partes policiacos en donde se consigna el clamor de los denunciantes, el temor, la frustración de las víctimas y la impotencia de las autoridades que dicho sea de paso “hacen lo que pueden, con lo que tienen”. La carga de trabajo se torna más pesada y hasta abrumadora en estas fechas cuando mezclan varios factores: el calor, el alcohol y la vagancia, hay que decirlo de muchos quienes nos visitan pero también de muchos de casa, muchos rosaritenses que roban por ignorancia, por estupidez o por necesidad, mas los motivos de quien roba sería materia de todo un tratado de la Sicología Social del Ladrón. Roba el político gobernante, roba el ex funcionario que ya hizo escuela, roba el Oficial, roba el tendero, roban los ricos, roba el pobre hambriento, roba el drogadicto, roba el enfermo, roba el migrante, etc. El caso es que tenemos un grave problema en casa y no vemos el trabajo, la mano de nuestras autoridades locales sumergidas en un marasmo pos-electoral con tintes de futurismo político, jaloneos, puntapiés bajo la mesa y piquetes de ojo incluidos. Un ambiente donde se percibe aquello del “ya me toca” o “ahora va la mía” y demás por el estilo. El Comisario Joaquín Antonio Olea López, pareciera que lo dejaron solo y que la famosa coordinación se quedó en eso, solo un concepto desgastado. Antes en su lugar fue un Capitán del Ejército y antes que este, un avispado Licenciado, Otro Mayor también del Ejército claro y así sucesivamente. El punto es que seguimos en espera de ver lo que nos prometieron hasta el hartazgo quienes hoy encabezan el VI Ayuntamiento de la Ciudad: “Un Rosarito Limpio, Bonito y Seguro”. Pura parafernalia, más buenas intenciones que realidades. Injusto sería achacarle a una sola persona la responsabilidad de garantizar la seguridad a los Rosaritenses, nos consta los esfuerzos que realizan los Comandantes Operativos, los Jefes de Sector, los de las Fuerzas Especiales, los motociclistas, los pocos buenos policías, pero seguimos viendo también serias deficiencias en los mandos, en la operatividad, las acciones preventivas, los programas sociales de integración de la comunidad en tareas específicas. Es allí donde vemos una suerte de “desgobierno”, un grave distanciamiento de las autoridades con su comunidad: Daños por vía denuncia en la Colonia Aztlán, accidentes de tránsito en el Bulevar Central, denuncia por robo a comercio en la Colonia Constitución, incendio de vehículo en la Colonia Lucio Blanco, robo a comercio en el Centro, robo a casa habitación en la Machado, otro lesionado en la “Conti”, incendio de vivienda en Lomas de Coronado. Más robos a casa habitación y a comercios, se consigna en el parte policiaco correspondiente al registro de los hechos policiacos más relevantes en las últimas horas. Hechos de todos los días y aclaramos que en esta vez no se reportan robos de auto, cristalazos, delitos fuertes o de alto impacto. Hoy no hubo y que bien, extorsiones telefónicas, feminicidios, macheteado, ejecutados, baleado, etc., como sucede de vez en vez en Playas de Rosarito, un municipio pequeño para algunos “de paso”, “apéndice” de Tijuana o bien un municipio en donde “todo se vale” y donde cada quien habla de cómo le fue en la feria y de paso le abonamos a una percepción de inseguridad incontenible alimentada por las estadísticas negras, no por la Prensa (otro asunto que no alcanza a entender funcionarios cuadrados con claros visos de patanería, que como abundan): Típico de Rosarito, sean bien venidos todos. Sálvese quien pueda.
